Éramos chicas, fue la perfecta excusa para que todas volviéramos a reír. Seguimos jugando, seguimos tomando, y después nos fuimos. La noche pasó, días pasaron, pero esa pregunta seguía dando vueltas. Será posible que por una pregunta de mierda, de una pendeja de mierda, me cueste tanto dormir? No pasaron mas de dos años desde ese día. No pasaron muchas cosas demasiado importantes como para sentir un cambio. O si? Y la verdad no se que tanto mas importante es ella en mi vida, quiero decir, comparada con lo que me importó esa noche.
Con el todo fue perfecto: simple, fácil, divertido, efectivo, excitante, incorrecto, tan genial, tan como yo lo quería. No le podía pedir nada mas, y el tampoco me podía pedir nada, ya estábamos jugados, y se dio. No lo pensé, no lo planee, no me arrepentí, nunca lo volvimos a decir. Fue como un pacto instantáneo, todos sabíamos que no estaba del todo bien, pero nadie dijo nada, simplemente nunca mas lo volvimos a comentar.
Loco no? Como un simple juego puede mover tanto de una persona, basta con escarbar un poco la superficie que sale mucho de lo de adentro. Una pregunta inocente me hizo replantear eso que hace un tiempo fue una de las mejores aventuras.
Será que se siente así crecer?
Duch!